Los premios Oscar y su fijación por el Holocausto
- Sebastián Barbosa O.
- 29 feb 2016
- 7 Min. de lectura

Póster oficial de "Ida" (Polonia). Oscar a Mejor Película Extranjera en 2015.
Con la victoria de "Son of Saul" (Hijo de Saúl) en la entrega del Premio Oscar a la Mejor película de habla no inglesa el pasado 28 de febrero de 2016, el Holocausto se consolida como el tema favorito de los votantes de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas en esta categoría. A la fecha, van un total de 25 nominaciones de películas que tocan, directa o indirectamente, el exterminio judío durante la Segunda Guerra Mundial. Y de ellas, 21 veces la película conspicua ha resultado ganadora. Es decir, el 84% de las películas que tocan temas como el Holocausto, los judíos, los nazis y el éxodo judío han vencido.
En 2015, la que se llevó la estatuilla a casa fue la película polaca "Ida", drama en un bellísimo blanco y negro sobre una aspirante a monja en los años 1950 que, al escudriñar sobre su pasado mientras decide si aquella es su vocación, descubre que era judía. Por ello este año no fue sorpresa que un melodrama emocional, que juega con el sentimentalismo trágico en un campo de exterminio nazi, sumara el segundo premio Oscar para Hungría (Mefisto, en 1981, fue el primero). "No hay mejor negocio que el negocio de la Shoah", se suele escuchar en Hollywood. O, como alguna vez lo describió el famoso columnista del Village Voice, J. Hoberman, era algo que escuchaba con frecuencia en YIYO, una institución donde trabajaban sobrevivientes del Holocausto y en la que trabajó, en los años 1970, como interno.
De cierto modo, Hollywood y la Academia han seguido con juicio esta regla. Desde el laureado "El Diario de Ana Frank" en 1959, ya van 24 nominaciones que de un modo u otro han representado el Holocausto, o el sufrimiento judío, y desde que Shelley Winters se alzara con el Oscar a Mejor Actriz en 1959, 21 de estas películas se han llevado al menos un premio de la Academia. "La Lista de Schindler" sigue siendo la campeona de todos los tiempos con nueve estatuillas, incluyendo la de Mejor Película de 1993, seguida por las seis de "Cabaret" en 1972, las tres de "El Pianista" en 2002, y las dos que recibió "El Juicio de Nuremberg" en 1961. También se suman el premio a Mejor Guión Original para "Los productores" en 1968, y el segundo Oscar de Meryl Streep por su interpretación de una víctima polaca en "La decisión de Sophie".
Adrian Brody y Shelley Winters son los únicos actores que han ganado premios por interpretar a judíos en películas sobre el Holocausto, como Kate Winslet ("El lector", 2008) y Christoph Waltz ("Bastardos sin gloria", 2009) los ganaron por sus papeles como agentes nazis de las SS. Por su parte, siete documentales han sido galardonados en la noche más importante del cine: "Genocidio", en 1981; "Hotel Terminus", en 1989; "Recordando a Ana Frank", en 1995; "The Long Way Home", en 1997; "The Last Days", en 1998; "One Day in September", en 1999, y finalmente "Into the Arms of Strangers: Stories of the Kindertransport", en 2000. En 2016, otro documental, que aspiraba a llevarse el honor, "Claude Lanzman: Spectres of the Shoah", fue vencido por "A Girl in the River: The Price of Forgiveness", documental pakistaní sobre el "crimen de honor" y la violencia de género.
En cuanto a Mejor película de habla no inglesa, las ganadoras de temas judíos han sido seis a la fecha: "La tienda de la Calle Mayor" (1965); "El jardín de los Finzi-Contini" (1971); "La vida es bella" (1998); "Los falsificadores" (2007); "Ida" (2015); e "Hijo de Saúl" -recién coronada. En esta categoría, solo ha habido tres perdedoras: en 1960, la italiana "Kapo", que perdió contra "El manantial de la doncella" de Bergman; la húngara "The Revolt of Job" en 1983, y las dos de la polaca Agnieska Holland: "Angry Harvest" que perdió en 1985 contra la argentina "La historia oficial". Y "En la oscuridad", derrotada por la iraní "La Separación" en 2011. ¿Será que el tema del Holocausto comienza poco a poco a parecer un cliché monopolístico y triunfalista de la Academia, impidiendo a su vez que se aprecien otras producciones que muchas veces tienen más relevancia social e histórica, o calidad temática? En 1997, cuando Spike Lee perdió el Oscar a Mejor Documental con "4 Little Girls", el director exclamó:
"Hubiera preferido estar en la peor posición durante un juego de los Nicks que enfrentar todas las probabilidades en contra por competir con una película sobre el Holocausto."
En 1999 el documental mundialmente exitoso y aclamado "Buena Vista Social Club" perdió contra "One Day in September", una película virtualmente desconocida sobre el asesinato de la delegación israelí en los Juegos Olímpicos de 1972, tema que años más tarde retomaría la cinta "Munich" y que claramente tiene conexiones muy fuertes con el Holocausto nazi. El director de Buena Vista..., Wim Wenders, declaró después a The Nation: "No estaba decepcionado por perder, sino porque no tuve ninguna oportunidad limpia de ganar." Puede creerse, junto a millones de estadounidenses, que esto se debe a que los judíos controlan la industria del entretenimiento, y especialmente, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Sin embargo, sobre este argumento apenas hay algunos indicios no muy claros.
En 2012, el Los Angeles Times hizo una encuesta, encontrando que de los 5.765 miembros activos de la Academia, 94% eran blancos. Esta investigación no profundizó en la religión, educación o nacionalidad de los miembros, pero cifras oficiales ponen a los judíos alrededor del 2% del total de miembros, sin saber a ciencia cierta a su vez de dónde sacan el estimado. La bloguera judía Danielle Berrin, no obstante, expresó poco después que la Academia es, lo más probable, "mayoritariamente judía". Por supuesto, nadie sabe a ciencia cierta cuántos son ni cómo votan los judíos (¿el voto es secreto, no?), pero si consideramos el viejo adagio de "dos judíos, tres opiniones", entonces se torna el asunto más espinoso, dando pie a teorías de conspiración y paranoias. Si bien los miembros judíos más viejos (que se cree son muchísimos) no votarían por una película indie, sí lo harían los miembros judíos más jóvenes y modernos. Y tampoco como minoría la tuvieron siempre fácil, pues basta recordar la persecución a la que la mayoría fue sometida en los años 1940 y 1950, durante la persecución contra los comunistas en Estados Unidos, cuando seis de los diez nombres puestos en la lista negra del cine, eran de judíos.
En contraposición, hay quienes defienden la importancia y relevancia del Holocausto en el cine. "El Holocausto sigue siendo un tema increíblemente importante, al punto que sobresale siempre en todo el siglo XX. Casi todo lo que sé sobre el Holocausto lo he aprendido en documentales -quizás la forma más poderosa de aprender sobre esa época de la historia", manifiesta por ejemplo Owen Gleiberman, crítico de Entertainment Weekly. Otra crítica de Entertainment, Lisa Schwarzbaum, expresa: "Te conmueve con solo pronunciar la palabra. Si tienes un corazón humanista en tu cuerpo, siempre te interesará este tema. Quizás sea la mezcla entre el bien y el mal. Quizás esas historias inspiran un tipo de pasión en la gente que las hace que trasciende la película." Por su parte, Charles Taylor, crítico en la revista Salon, manifiesta: "La Academia tiende a inclinarse por las grandes películas épicas que creen son fuertes en temas históricos. Temas que son serios, valiosos y virtuosos. Es muchas veces una cuestión que se resuelve en términos temáticos, como si la importancia del tema es lo que determina si una película es buena o mala. Con los documentales, se asume siempre que los temas son relevantes. Los juzgan bajo la premisa de su tema sobre la técnica." Este principio se aplica a películas como "La Lista de Schindler", "La vida es bella" o "El pianista".
Igualmente películas extranjeras como la alemana ganadora en 2002, "En algún lugar de África", que narra las vicisitudes de una familia de judíos que huyen de la guerra y tratan de adaptarse a una nueva vida en África Oriental. Para el experto y director del Instituto Zigi Ziering de la Universidad del Judaismo, Michael Berenbaum, el Holocausto "es una expresión más extrema de lo que constituye la corriente convencional del cine. Así, ejemplifica la capacidad humana para hacer el bien y el mal, la capacidad humana de perder y de resurgir." Según Berenbaum, las más recientes películas sobre el Holocausto pertenecen a un género específico de este tema: el del Holocausto puro. "Lo que tienen en común, además de presentar algo sobre el Holocausto, son las historias de los sobrevivientes que hablan en sus propias palabras [...] Son testigos extraordinarios que se encuentran en las últimas etapas de sus vidas." Hay quienes afirman que los triunfos de los temas judíos en los Oscar se deben a las complicadas reglas de la Academia en algunas categorías. Arthur Cohn, productor de One Day in September, fue acusado por Wim Wenders (mencionado director de Buena Vista Social Club) de proyecciones limitadas de su documental ganador, lo que le permitió "amontonar" la audiencia y cosechar a los votantes.
La difícil demografía de la Academia por ello ha llevado durante muchos años a especular sobre por qué las películas sobre el Holocausto atraen tan fuertemente los votos. Si bien es innegable que muchas de estas películas contienen temas que trascienden el judaísmo. Sender y Clarke, por ejemplo, consideran que el favoritismo al Holocausto tarde o temprano provocará "fatiga". Sender manifiesta: "El público está harto de ver películas sobre el Holocausto." Ciertamente las categorías de los premios Oscar en las cuales suelen ganar casi siempre las películas sobre el Holocausto, son las de Mejor Película Extranjera y de Documental. Pero igualmente sería injusto afirmar que rotundamente se trata de una preferencia desmedida de la Academia hacia temas sobre el Holocausto, pues la última cinta que ganó el premio a Mejor Película, por ejemplo, fue La lista de Schindler en 1992. Pero no dejan de llamar la atención las palabras del mismo escritor israelí Norman Finklestein en su libro "The Holocaust Industry":
"El Holocausto ha demostrado ser un arma ideológica indispensable. Cada vez que se utiliza, aparece una de las potencias mundiales más formidables, con un horrible historial de derechos humanos, que se llama a sí mismo un Estado 'víctima', y es así como un exitoso grupo étnico ha adquirido en Estados Unidos el estatus de víctima."
Claramente habla de su país, Israel. Como anotan algunos comentaristas musulmanes, cada vez que Israel utiliza el Holocausto para sus propios fines, atrae la atención sobre sus propios métodos sobre los palestinos. Es claro que el tema del Holocausto domina la categoría de la Mejor Película Extranjera, y lo hará hasta que el tema se "fatigue"; esperemos que no ocurra, sino que tenga más balance. 2015 y 2016 fueron el "back to back", de Ida a Hijo de Saúl. Sin importar las demás películas nominadas, gana la película del Shoah. Es un hecho que confirma The Hollywood Reporter, cuando en sus predicciones de este año, señaló que "las películas relacionadas con el Holocausto nominadas en esta categoría siempre ganan." Hecho obviamente desafortunado para "Mustang" (Francia) y "El Abrazo de la Serpiente" (Colombia), dos excelentes producciones que en 2016 pagaron el alto precio de competir contra el Holocausto judío.
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